Prólogo

Hay personas que han nascido para no saber nunca lo que es real, como hay personas que no han muerto para ir al cielo porque es muy aburrido. Dormir, entonces, es el mayor ensueño y el sonambulismo, toda vigília. Si estás completamente loco no hay problema pêro la cordura hay que combatirla y vencerla con muchos nombres. Y, sobre todo, jamás poner los pies en Londres, allí la gente no duerme. Veo en una cuidad costera a un hombre que durante el dia combate la locura de los otros. Por la noche vuelve a casa y besa a su mujer. Ella tiene insomnio, está enferma de cordura. Por la noche se tienden juntos en la cama y el hombre crea sueños para ella. Yo soy esa mujer, yo soy Lula. Por las noches él combate mi cordura y la cura. Las imágenes que salen de su boca suenan como el agua. Yo estoy tendida y me duermo. Mañana por la mañana me despertaré y las escribiré en este libro junto a las otras. Él es Juano, és un artista y sueña. Dentro de él hay un tendedero y ropa puesta a secar, yo lo he visto. Quisiera ser aire para entrar en él y crear esas imágenes. Yo sé lo que trama. Si esas imagénes llegan a todo el mundo la gente soñará unísono. Así, las estrellas volverán a bailar en el cielo como antes. Si alguna vez me perdiera en un bosque y encontrara al pez piña que concede deseos, le pediria no salir nunca de ese bosque encantado, de ese en el qui respiración hace tintinear las hojas de cristal de los árboles. Porque nunca, en ningún lugar, las cosas serán ya tan hermosas como en estos sueños.

Lourdes Santos Fernández (Lula)